viernes, 11 de octubre de 2013

COMPETENCIA ENTRE MUJERES


"Cuando no se tienen ganas de escribir en tu blog, no escribas, no te fuerces" Es lo que recomienda una experta en blogs. Y mi problema no es ese, ni mucho menos. A mi me apetece, me gusta contar lo que se me pasa por esta mente, constantemente. Y me digo (por lo general en la ducha, que yo no canto, pero pienso mucho) "mira, esto puedo comentarlo en mi blog".
Mi problema no es ese, es encontrar el momento apropiado y, sobre todo, que se den las circunstancias apropiadas para poder escribir. Cosas tan tontas como que el ordenador esté cargado, mis hijos se hayan dormido o mi querido marido se pueda quedar con ellos "unos momentitos" como dice mi hijo, que es un tiempo superior a un momento y menor a un rato.


Y ultimamente, no paramos de celebraciones, "eventos" y rarezas diversas no previstas, que son las que más me gustan, porque no controlo mucho.

Pero he llegado y voy a intentar aprovechar los momentitos con varias entradas en mi blog.

Lo primero de lo que quería hablar es de un libro que recomiendo. Me lo regaló mi hermana mayor, y se llama "Los diez hábitos de las madres felices" de Meg Meeker. No he podido leerlo entero aún, en parte porque se lo dejé a mi madre que ella se los lee en una sentada y me lo ha destripado un poco. Pero lo recomiendo. La autoestima de las mamás, ya sean amas de casa o trabajadoras, saldra altamente reforzado


Una de las cosas que menciona es la constante competencia que tenemos las mujeres entre nosotras. Es algo de lo que no somos conscientes muchas veces, pero podemos comprobar si nos vemos con cierta objetividad.

Las revistas femeninas, en parte nos hacen competir, la sociedad nos invita a competir, pero sobre todo, lo transmitimos de madres a hijas.
Es curiosos porque mi madre me lo comentaba y me decía que ella ya había superado esa fase...¡Ja! Esa fase muy raramente se supera, podemos controlarla y luchar contra ella, pero a mi madre, que es una de las personas a las que más le gusta ir arraglada y monisima (cosa que me parece perfecta), le cuesta mucho no competir con sus hermanas, y sobre todo, comparar a sus hijas con otras hijas. Claramente tiene poco por lo que competir, porque tiene a los hijos mejores del mundo (orgullo patrio).
Pero es que es la realidad. EL mérito no es nuestro y está mal que yo lo diga, pero el mérito es de nuestros padres y de la gente de la que nos hemos rodeado. Y eso que yo he sido y soy de lo peorcito de la familia, porque me costó encontrar mi camino, estaba un poco escondido.
Pero las mujeres competimos constantemente, por ir arregladitas, monas, delgadas, morenas, con un corte de pelo que nos favorezca, un carrera buena, que de un buen trabajo, si éste es de responsabilidad, cúanto mejor, la mejor casa, la mejor decorada, el novio más salaó, más educado, más majete, con un buen trabajo, que sea buen padre, buen amigo, buen marido, que ayude en casa y con los niños, que cries bien a tus hijos, cuides a tu familia y amigos sin descuidar tu aspecto ni tu trabajo, por supuesto... ¡es agotador!.