Resulta curioso que en los
tiempos que corren en los que la seguridad en muchos ámbitos se ha convertido en
algo cotidiano en lo que apenas prestamos atención (excepto cuando falla), la
familia esté en peligro.
Desde que nacemos, los avances
han hecho posible la seguridad del bebé y el niño en casa, en el coche y en su
medio social sean esenciales. Leches maternales con todas las vitaminas y
minerales necesarios para su adecuado crecimiento, artículos para colocar en
casa y que los padres puedan estar relativamente tranquilos (chiconeras,
tapa-enchufes, verjas, tronas antivuelcos con arnés, y un largo etcétera). En el
coche, sillas para cada etapa del crecimiento para que los niños vayan
protegidos en caso de accidente, sillitas de paseo con todas las comodidades y
los sistemas de protección.
Todo eso hace que los padres nos
sintamos más cómodos en los viajes y en casa, teniendo una relativa
tranquilidad. Digo relativa porque parte del crecimiento del niño es que su peor
enemigo son ellos mismos: su capacidad de "meterse" en líos está siempre por
delante. Mi hijo mayor se tiró un mueble encima del que milagrosamente salió
ileso (a mi marido casi le da un infarto pensando que su niño estaba bajo el
mueble); el mediano tiró una tele de 90 kilos y cuando oimos el golpe fuimos
corriendo a ver y el niño estaba en el sofá a un metro de distancia. Otro
milagro que no nos supo explicar porque no hablaba y sólo tenía año y medio. Aun
estamos esperando qué hará el pequeño.
Pero todo eso no nos libra ni nos
asegura que a nuestros hijos tarde o temprano les pueda sucerder algo. Puede ser
trágico (por desgracia en los coches sigue muriendo gente, en los aviones, en
las discotecas o por enfermedades, por muertes inesperadas en los más diversos
ámbitos) y los padres no podemos protegerlos, o simplemente accidentes menores.
Pero nuestros hijos deben
sentirse seguros y protegidos en casa. Cuanto más pequeños son, más seguros
deberían sentirse. Los miedos comienzan muy temprano, cuando el niño comienza a
ser consciente de la separación de los padres durante un rato, unas horas... Si
vuelven, el miedo termina hasta la próxima.
Pero hay veces, cada vez más a
menudo, que los padres se separan. Y es complicado que un niño que vea que su
papá o su mamá ya no están a su lado siempre esté tranquilo y seguro.
Hay que ser casi un artista para
que el niño crezca equilibrado porque es dificil comprenderlo para un niño o
adolescente, máximo cuando es tan doloroso para los padres.
A veces se trata con frialdad el
tema, o se evita tratarlo. Pero la separación de los padres, implica también
de los hijos con uno de los padres, durante un periodo de tiempo demasiado largo
para los hijos.
Habría que estudiar en el siglo
de la seguridad, cómo hacer que los padres estén seguros en la medida de lo
posible que van a estar juntos.