lunes, 17 de agosto de 2015

Madres "youtuberas", "vlogueras" y madres de carne y canas.


Estamos cambiando nuestras vidas. Hace muy poco tiempo, si queríamos ver a otras madres, veíamos a nuestras amigas, hermanas, primas, cuñadas... Veíamos películas en las que la realidad era distorsionada para bien, o para mal. Ysi queríamos ver una realidad sobre la maternidad tan distorsionada como los rostros de las protagonistas, comprábamos una revista y veíamos a los ricos, famosos y/o pupulares en sus vacaciones, sus navidades y los primeros días de cole de sus retoños (que eran las fechas más señaladas para encontrarnos con esas madres). 

Pero hoy en día, Youtube, los blogs e internet han puesto de moda a madres más cercanas. Las madres vlogueras ( que hacen lo que comunmente llamamos video blog, es decir un blog en video, por lo general el famoso Youtube) nos muestras desde sus compras semanales en el hiper, hasta como teñirse las canas o su viaje desde al Benidorm más cercano, hasta las islas Fidji con su prole (lo que antaño eran las vacaciones de Julio Iglesias). 

Me reconozco casi adicta a este tipo de videos. Me encanta ver este tipo de videos. De otras familias. Pero de un tiempo a esta parte estoy francanmente desilusionada. No sé si es porque para mi ya no es novedad, o porque cada vez lo veo más alejado a mi dia a día.


 O quizás sea porque esas "vloguer mamás" cada vez se han especializado más y con ellos han perdido parte de su "chispa". Obviamente no todas (intento no meter a todos en el mismo saco, corro el peligro de acabar en el saco).



Por un lado, entiendo que algunas madres quieran sacar a sus hijos en sus videos. La mayoría son adorables, o eso parece. 

Yo, como ya dije en alguna ocasión, soy partidaria de dejar a los hijos al margen del mercado internaútico. Como mucho envío fotos a mi familia por whatsapp y pare usted de contar.

 Los niños son menores y como tal hemos de protegerlos. Pero también entiendo que es un reclamo para esas mamis y que además son aquello en lo que ocupan su vida (como yo y como cualquier madre). No por ello son peores o mejores madres, ni mucho menos. Pero claro, al emitir imágenes de sus hijos, se crea el fenómeno fan entre jovencitos y jovencitas que ven a chicos de su edad y se sienten más o menos identificados. Y por otro lado, aquellos que los vemos, tenemos las ganas irremediables de comentar. 

Por otro lado, parece que pierden esa "frescura" que antaño tenían cuando el mundo Youtube entra en su vida. Youtube es una empresa, y como tal, cuantos más visionados, suscriptores y demás tenga un canal, más buscará su satisfacción.


Y es comprensible por ambas partes. A nadie le amarga que le paguen por algo que empezó siendo su hobby. Pero claro ( y digo sin conocer el acuerdo económico al que se llega, porque repito, ni soy ni quiero ser mami videoblogguer), el tener un contrato obligará a "subir" determinados videos  en determinado tiempo y eso debe ser un rollo. Una cosa es grabar cuando te apetezca, cuando te venga bien o cuando vayas a hacer algo especial y otra es grabar porque hay que trabajar. 



Y pierden frescura, repito, no todos, porque los niños, como niños son naturales, pero si están constantemente siendro grabados, los niños (seamos sinceros, las niñas especialmente que el mundo del famoseo les va mucho más), se convierten en miniestrellas. 

La mayoría de estas mamis están casi siempre ideales, maquilladas, con tipos esculpidos con cincel, pero gracias a la vida, hay madres de carne y hueso, con su ojeras, sus mollitas y sus canas al aire porque no les da tiempo a tenirse, he de decir, las menos. Me gustaría ver una mujer de Botero grabando videos, la verdad.


 

Algunos padres comenten el "error" de reir las patochadas de sus hijos cuando lo que deberían hacer es corregirles. Simplemente porque es gracioso. Una cosa es que te rías porque tu niño diga o haga alguna inconveniencia de esas que tus niños sueltan por la calle y no puedes evitar reirte y cuando puedes dejar de reirte (obviamente mientras tu despistado niño no te vea), le ragañas, porque consideras que debes hacerlo como padre/madre que eres. Y otra es grabarlo, emitirlo y encima reirte. La educación está por encima de la exposición pública.
Los partos es otra cosa que considero deberían quedar guardadas en la retina del padre y la madre, ni siquiera han de revivirlo con posterioridad, no es necesario, hay cosas que no se olvidan y no hay que recordar incesantemente. Pero eso es algo personal. 

Por último, las madres (sé que repito  mucho lo de madres, pero los padres, suelen ser sólo copartícipes de este estilo de videos, da igual que sea en Venezuela, España, México o USA, suelen hablar a la cámara y mostrar sus vidas como si le hablasen a una amiga, lo cual está bien. Pero no sé si es del todo sano. Es cierto, que gracias a las redes sociales, se comunican con sus seguidores y seguidoras, algunas contestan, la mayoría, porqué no decirlo, no contestan (cuan dívas del celuloide). Pero qué pasaría si Youtube desapareciese, o gestionase su empresa de otro modo. Para algunos adolescentes "fans" sería una pena, pero claro, enseguira quitarían la pena con otro tipo de famosete. Pero y para esas madres que viven su vida tan intensamente en las redes. Espero que su pérdida no suponga más que un poco más de tiempo libre.



miércoles, 24 de junio de 2015

Cuando la vida golpea a los niños

  Hace unas horas vi una imagen que no me parecía muy importante. Un policía señalaba al cielo con una niña en sus brazos. Detrás había un coche accidentado.
 El titular decía algo asi como "la historía detrás de la foto". Ese policía señalaba a la niña en dirección contraria al coche donde la niña viajaba con su familia. El padre había fallecido en el acto y tanto su madre como sus hermanos estaban heridos.  Además de sostenerla, tal y como haría con su hija, le cantó una conocida canción infantil.

 Y digo tal y como haría con su hija porque es lo que ha declarado este policía americano, que tiene una hija  pequeña y le gustaría que alguien hiciese algo asi.

Ya he comentado en alguna ocasión que ser padre te cambia la vida en cada gesto, en cada pensamiento. Todos somos una persona, y en el minuto que nace tu hijo, tu vida ya no es la misma. Puedes huir, negarlo, sentir presión, pero esa persona te ha cambiado. Una de las cosas que cambias es el miedo, casi con tanta firmeza como la responsabilidad. Quizás no eras una persona especialmente miedosa, pero en el momento en el que nace tu hijo sientes que tienes que protegerle. Que darías la vida por él no es una frase hecha. Es un hecho.

Y una de las cosas de las que queremos protegerles es del daño. El dolor nos gustaría sentirlo a nosotros, que nuestros hijos no sufriesen. " No hay que ser padres blandos"... el que lo dice o bien no es padre, o bien tiene obligación de decirlo. No creo que ningún padre en su sano juicio diga "si, que mi hijo sufra". Es inevitable que sientan dolor físico, en eso consiste crecer, vivir. 
Pero hay un dolor más grande que el físico, el dolor del corazón, aquel que les hace sufrir de verdad. Y en esto, querido amigo, tampoco podemos protegerles. Podemos hacerles fuertes, porque  esa es nuestra misión. Pero nadie les puede ahorrar ninguno de los dos sentimientos, porque antes o después los pasarán y cuanto más aprendan a gestionarlo, más armas les demos, mejor parados saldrán. No sufrirán menos.

Yo creo que ese policía estaba dándole un "arma" para luchar contra lo que tenía detrás. Le estaba dando consuelo y ánimo para algo para lo que, seguramente, no será ni consciente aún. Ha perdido a su padre. 
La vida es dura, eso es así. A unos la vida les ha golpeado muchas veces. Otros parecen vivir una vida de cuento, pero realmente quizás no sepas cómo es su vida realmente. Nadie es tan "feliz" como para no haber sufrido.
Asi que cuando dicen que no hay que ser padres blandos, creo que tienen razón, sin con ello quieren que seamos conscientes de que nuestros hijos hay que hacerles fuertes (que no duros) frente a las adversidades de esta vida. Porque sufrirán si o si, pero si no les hemos enseñado a enfrentarse, comenterán errores, les generará una frustración insolventable y caerán en la desesperanza. 
Y siempre, siempre, hay que continuar adelante.



sábado, 9 de mayo de 2015

Vivencias que se recuerdan


Ayer oía a mi marido contarle por decimoquinta vez el cuento que le lee por las noches. Así es mi hijo menor: si hay un cuento que le gusta quiere oirlo tantas veces que tenemos que esconderlo para no volvernos locos.
Es más, he de reconocer que me he pasado a la era digital hasta para eso y le pongo mini cuentos, tipo los tres cerditos, en video con mi movil. Oía a mi marido leerselo con bastante más ganas que las que le leo yo y pensaba que eso son las cosas que los niños recuerdan toda la vida. Eso a la que no damos mayor importancia los adultos pero los hijos si, puesto que aunque digan que hasta cierta edad los niños no tienen recuerdos, yo no estoy muy segura.
Mi marido recuerda cómo acompañaba a su padre cuando iba a trabajar los fines de semana. O cómo dormía la siesta con él durante el verano. Y recuerda cómo su madre le llevaba a casa de sus abuelos y cómo su abuela le tenía preparadas sus galletas con nata.
Yo recuerdo cómo mi padre nos llevaba al parque cercano a casa y cogíamos piñas con un paragüas, esa etapa en la que pensaba que mi papi era altísimo. Y recuerdo cuando algunos fines de semana alquilabamos una peli, comprabamos palomitas y la veíamos en casa. Todo un clásico porque poner de acuerdo a 5 niños para alquilar una peli debía ser complicado.



Mis hijos no sé si tendrán grandes recuerdos. Supongo que algunos si, pero creo que al final recordamos pequeños momentos que disfrutamos, para bien o para mal. Aunque en la mente de un niño, la mayoría, salvo que haya pasado una gran desgracia, recordamos los buenos momentos.

Y no sólo en familia. También recordamos momentos con nuestros amigos, nuestra pandilla. Esos juegos en las calles, en los que no necesitabamos pantallas de moviles ni fotografiar todo para saber que lo habíamos vivido. Las peleas, carreras, juegos de moda, los primeros dramas adolescentes.
Lo que ocurre es que con los amigos, de repente crecemos y desaparece, aunque conservemos los amigos. La vida nos lleva por derroteros distintos y es complicado compartir muchos momentos. Lo cierto es que me da un poco de envidia aquellos que viven cerca, y pueden verse más asiduamente. Pero la familia siempre está ahí, o debería  estarlo.

No debemos dejar que la vida diaria, la vida tan apresurada que llevamos hagan que nuestros hijos tengan que recurrir a youtube para recordar que tuvieron infancia y que sus padres si estaban en ella.

miércoles, 8 de abril de 2015

Perdón.


 Pido perdón de antemano por no escribir en tanto tiempo. Como dice mi hijo menor cuando pasa un tiempo y no sabemos qué diantres está haciendo (que no es lo que le hemos mandado que haga) dice "es que me he liado".

 Me he liado con la vida diaria, con el intento infructuoso de cambiar aquellas cosas de mi vida que deben mejorar, algunas trascendentales, otras insignificantes... pero sin éxito todavía. Pero estamos en camino.

 El caso es que aparte de dedicarme las noticias internacionales me tienen con un desasosiego tremendo y sobre todo con mi persistente necesidad de justificar todo. Me refiero a lo ocurrido hace unas semanas en Los Alpes, a las matanzas de cristianos en Irak, a lo que ocurre en el mundo en general. Creo que en algunos momentos es como para decir aquello que nuestra adorable Mafalda decía  "paren el mundo que me quiero bajar". 
Antes se decía aquello de qué mundo dejaremos a nuestros hijos. Pero es que yo lo que creo es que el mundo que estamos viviendo no es un futuro más o menos cercano. Es que ya empieza a dar miedo en lo que se está convirtiendo el mundo. Pero luego hablo con mis hijos, con mis hermanos, con mi madre, con mi marido, con las profes de mis niños... y digo eso de "venga, que todo va bien".



Si, es malo ver muchas noticias cuando ocurren hechos monstruosos. Un hombre mata a x personas porque su futuro se tambaleaba. Pero no se suicida, hecho en sí mismo, muy cobarde. No. Mata a gente que no quería morir, que tenía una vida. Frustración. ¡Qué importante es gestionar la frustración desde que somos niños!. La vida no se dibuja, se modela. Se modela con lo que vamos viendo. Siempre tiene que haber un plan B, y si no, te lo buscas. No podemos jugar todas las cartas a una, porque no sabemos por dónde irá nuestro camino.
Nuestros niños comienzan con sus pequeñas frustraciones desde muy temprano, se les cae el chupe, quema el biberón, no les damos un juguete, otro niño se lo quita, toca acostarse, toca bañarse, ahora no puedes comer chocolate.. Y las primeras 4000000 veces cuesta gestionar ese "sufrimiento". ¡Si sigue costando cuando somos adultos!. Si una enfermedad, una separación, una muerte cercana, un despido, un embargo... todo eso son frustraciones, planes truncados que hemos de resolver. Y además resolver bien. No vale eludirlo, seguir sin haberlo resuelto.

Espero que mis hijos sigan creciendo como hasta ahora con alegría, salud, inquietud, respeto hacia los demás, grandes ideales y grandes ilusiones, pero les decimos a menudo que "no pasa nada" se intentan con más fuerzas o se cambia el plan. Pero "no pasa nada". 
Claro, a veces ellos lo utilizan a su conveniencia, como cuando mi hijo pequeño vino con su manita manchada de caca (lo siento, es asi de escatológica la vida de los padres, ya sabeis) y me dijo "mamiiiii me ha salido caquita y me la he tocado, pero no pasaaa nadaaaa". (y encima me lo reforzaba con la otra mano como en plan un poco amenazante, como diciendo, "como ahora me regañes, no cumples tu palabra"). Y me tuve que aguantar con el niño, la mano, la ducha que le tuve que dar nada más llegar del cole y su carita, que era un poema.