viernes, 23 de mayo de 2014

UNA MAMI DE EJEMPLO EN YOUTUBE


Me encanta ver videos en youtube. Es algo que me apasiona, de hecho creo que es un gran invento. Puedes encontrar casi cualquier cosa que busques.
El caso es que en esos momentos caóticos, hay veces que deseaba ver a una mamá que tuviese más paciencia que yo con mis criaturas (cosa sencillita), y que se organizase de manera más eficaz (todavía más sencillo, mi casa a menudo es un caos).

Pero claro, la clave en youtube es encontrar la palabra clave. Buscaba organizar el hogar y me aparecía publicidad de tiendas de hogar, buscaba cómo organizar una casa y me aparecia como medir los armarios.
Pues en esas andaba cuando apareció una palabra : VERDELISS (¿?). 

Descubrí a un matrimonio encantador, jóvenes (lo cual hace que me sienta aún mayor). Pero lo más ingenioso de sus videos es que sin pretensiones ni grandes medios logisticos, graban su dia a día con sus 4 preciosos niños. Toda una genialidad, porque siempre hemos sabido que el ejemplo es lo que educa a nuestros hijos. Con los adultos pasa lo mismo.

Estefi, la mami, es una chica que parece haber leido todos los libros sobre como educar niños felices. Sus niños son felices, educados e ingeniosos. No son mejores que muchos de los nuestros, pero se nota a través de la cámara que para sus papis son lo primero, y que simplemente por eso, son queridos.
Y ella no levanta la voz ante ningún desaguisado de sus hijos. Se la oye reir constantemente (prueba implicita de que no sólo le gusta lo que hace, sino que es feliz con su familia). 
Hace poco su niña pintó una mesa nueva en la que estaba la tele con rotulador estilo Picasso. Creo que no le quedó ni un detalle por pintar. Yo lo veía y pensaba "ahora al menos un grito soltará"- No señores, les entregó a sus niñas unos trapos (la mayor, que debía vigilar a su hermana, y como buena hermana, no hizo nada más que chivarse cuando ya lo había hecho como harian todos los niños), y les animó a limpiarlo. No les obligó con gritos, les animó con una frase "si hacemos algo mal, empleamos todo nuestro empeño en arreglarlo". Sabiduría materna pura. El caso es que las niñas estaban encantadas limpiando el mueble. Vamos, que si las dejan, le limpian el salón.

Veo a su bebé encantador y veo a sus hermanos que con sus cariños a veces se acercan peligrosamente a él, como hacian mis niños. Pero a mi me salía el "cuidado con el bebé"-. Ella no levanta la voz. De hecho, espera a ver si el agua llega al río, porque la mayor parte de las veces, sus hijos no le hacen "pupa" al bebé, simplemente le colocan una pulsera o le dan un beso sin mayores daños. 

Podemos leer libros sobre los niños y si vemos cómo educarles bien, a ellos les sale de manera natural. Asi que es un ejemplo a seguir.

Podría decir un millón más de detalles de estos papis, porque no solo quieren a sus niños, se nota un especial cariño y respeto entre ellos aparte de una conexión enorme.

Asi que lo siento por super nani, pero para mi es mucho más instructivo ver a mamás y papáscon tanto sentido común como Estefania y Aritz, a la vez que con todo el amor hacia sus hijos.

Ah, para acabar, diré que además esta mami tiene tiempo para contestar a todos y cada uno de los mensajes que los "fans" le enviamos, cosa que no  hace practicamente nadie en este mundillo de youtube.

Recuerden el nombre:  VERDELISS.


UN MUNDO POR DESCUBRIR



  El cansancio diario hace que la razón no actue como debe. Pero además de la razón, los sentimientos salen mal parados.
  Con mi bebé, el bebecito de la casa, crea un clima agotador en mis sentimientos. Eso y el calor. Hace que esté tensa y cansada hasta de vivir. Voy aguantando como puedo. Pero estos días parece que mi cuerpo se ha habituado a despertarse varias veces por la noche, o que el calor hace que se descanse mejor. No lo sé.
El caso es que me doy cuenta de nuevo de lo maravilloso que es tenerlo en nuestras vidas, como a sus hermanos.

  Ver su carita, sus ojos de ilusión mirarte para que le hables, le expliques, le ayudes, le  interpretes lo que necesita de ti. Y tener tiempo para ello es algo que poca gente puede o quiere disfrutar.
  De nuevo me topé con la cruda realidad de la maternidad en una mujer trabajadora. Fuimos a una tienda a comprarle ropa a mi hijo y la dependienta dijo que cúantos años tenía y que si no iba a la "guarde". -No, aún no, es pequeño y me da pena- respondí.
-Ya, la mía tiene seis meses. No supe que decirle y mi marido me "reprochó" haber sido poco sensible con esa madre que no podía disfrutar de su hija. Me sentí mal, pero no sabía que decirle porque en cualquier caso lo hubiese fastidiado más.

  Debe ser muy duro y doloroso dejar a los hijos en la guardería, para cualquier madre.
 No quiero imaginar lo triste que debe ser la jornada laboral.

  Pero también, a mi favor, diré que no mucha gente desea dejar de trabajar. -A mi me pasa lo contrario que a ti, que como les veo poco, estoy desando verles- me dijo otra mamá.
  También me sentí mal, porque pensé que me "quejaba" mucho de mis niños y parecía que no quería verles.
 Yo me quejo de que duerme mal y que no paran quietos. La vida de las mamás en casa tampoco es todo alegrías y ver a tus niños hacer monerías... hay que comprar comida, cocinarla, limpiar a duras penas la casa, lavar mucha ropa, planchar otra ropa, fragar platos, aguantar noches en vela y seguir tirando por la mañana, llantos, deberes, enfados, "no me gusta la comida". 
 He oído a mamás decir a no pocas mamis que deseaban volver a trabajar tras la baja maternal, o tras estar en el paro forzoso una temporada, porque en casa "les falta el aire". 



  Pues si, efectivamente, a veces falta el aire, porque es siempre las mismas tareas de la casa, siempre una vida algo monótona... pero yo no cambiaria ni un solo segundo ver los ojazos de mi niño mirándome y diciendome "mamiiiiii", o mi otro niño explicándome que ha visto un buitre en el cielo de mundo juguete, o el mayor con sus problemas para buscar palabras que se les ha olvidado poner en el diccionario.

Porque es como vivir la vida varias veces, sólo que desde una óptica diferente, la de cada uno de tus hijos.


ENDEREZAR UNA VIDA


  Son muchos los psicólogos, pedagogos, psiquiatras y educadores, que aseguran que la infancia es la parte más importante de nuestra vida sobre la que se cimenta nuestro futuro. Más aún, lo que llaman la primera infancia (los primeros años de vida). Es lógico, es la base del "edificio de la vida". Pero ellos se refieren a que una vida truncada en los primeros años, es dificil que se enderece. No imposible, pero digamos, complicado.

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  Lo malo, es que nadie nos puede asegurar que estemos educando bien a nuestros hijos. Me refiero a que, aunque tengamos la gran suerte de que no haya nada traumático en su vida (pérdida de uno de los padres o hermanos, divorcio o separación de los padres, etc.), nada ni nadie nos puede asegurar que lo estemos haciendo bien. Es una caja de sorpresas. Podemos ponerle toda intención y corazón en hacerlo lo mejor que pensemos, pero ni aún asi podemos evitar que nos salga el niño/a "rana".

  El modo de educar va variando con los tiempos. Antes se educaba de una manera más sobria, más seria y más distante (el padre y la madre eran los que mandaban y se obedecía sin más preguntas). Los hijos no tenian ni voz ni voto y la madre solía estar más en el hogar para ocuparse de los hijos. Tampoco había tanto divertimento ni falta que hacía.

   Ahora, se tiende a lo opuesto: los niños son, en parte, los que dirigen las familias y se hacen en parte amos y dueños. En parte porque las madres se incorporaron al mercado laboral y muchos niños maduran antes de tiempo en diversos aspectos porque pasan más tiempo en el colegio, con las consecuencias, tanto positivas como negativas, que ello conlleva. Ahora, aunque quedan restos de ese tipo de educación que parece que no ha dado buenos frutos, los padres queremos recuperar terreno que no siempre sabemos conseguir. En parte es debido a la crisis económica (las madres y padres no siempre tienen trabajo y pasan más tiempo en casa y con los hijos).

  En algunos paises europeos más desarrollados, se dan cuenta de que el hecho de que las madres no estén en casa con los hijos crea más problemas a la sociedad para el futuro (que son los niños) que el que haya menos mujeres trabajadoras. Vamos, que muchas veces, aunque parezca machista (cosa absurda), las madres somos más necesarias en el hogar con hijos, que en un puesto de trabajo. Por supuesto, muchas veces, la mayoría, no se puede elegir. Pero algunas veces si es posible, pero es más pesado para la mujer estar en casa que renunciar a un éxito social.

  Con esta exposición, no quiero aseverar que un niño educado con su madre en casa tenga más posibilidades de ser mejor persona en un futuro. De hecho, puede que sea justo al contrario. Lo único que pienso es que si la vida de un hijo necesita ser enderezada, es más probable que una madre que esté en hogar durante más tiempo esté más alerta y por lo tanto pueda detectar antes el "peligro" que una madre que está trabajando.

  Y una vez encontrado ese hijo que necesita ayuda, por la razón que sea, por nimia que sea, depende en parte de la pericia de los padres. Y ahí ya no hay diferencias entre una madre o padre trabajador fuera del hogar, aunque si hay algo que lo hace ma´s fácil: la unión  y el amor o cariño (de los padres) hace la fuerza.

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RAREZAS



  Mis niños pueden considerarse raros.  No mucho, sólo lo suficiente para traernos locos. Una de las cosas raras que tienen, que tal vez no lo sean tanto, es lo fijones que son. Los tres.

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  Diseccionan las cosas y observan tanto, que son capaces de memorizar todo. Lo observan, le sacan el jugo, analizan cada hecho y luego lo graban en sus pequeños cerebros. Además tienen una memoria tan extraordinaria como agotadora. Cuando crees que se han olvidado que les dijiste tal cosa hace tres meses, e incluso tres años, ¡se acuerdan!.
Mi hijo el mayor, se acuerda que en el año 2009 su papá se enfadó tanto con ellos que les saco del coche en el garaje y les dejó en la puerta. Se le quedó grabado a fuego y se lo recuerda a su padre cada poco tiempo. Claro que también recuerda que su papi es muy bueno pero que si le enfadan mucho mucho, lo recordarán (teniendo en cuenta que en sus 8 años de vida ha pasado una vez, no vamos mal).
  Otro rasgo característico y raro, es la forma que tienen de dormirse. Desde que son bebés tienen formas peculiares de dormirse. Por ejemplo, no se duermen y ya. No. Hay que moverles, pasearles y dejarles un rato con llantos, arrumacos y que ya les venza el sueño.
   Les venza y mucho, porque cuando ellos detectan que tienen sueño, aumentan la actividad para no notar el cansancio. Por ejemplo, mi peque da vueltas, anda todo lo que puede (claro, como está cansado y es pequeñín sus fuerzas flaquean y va dando tumbos, pero él sigue).
Y luego para irse a dormir, tienen que estar distraídos, para no notar que se están quedando dormidos. Y no es fácil distraerles, porque el sueño es una amenaza. Lo solución es darles algo raro como por ejemplo... un mando a distancia. Si, eso les distrae mucho de bebés, aunque no siempre funciona. Unas llaves de coche, la tarjeta de identificación de mi marido... Un osito no vale para nada.
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Mi hijo mayor tenía que dormirse con una pila de muñecos a su lado, todos tapaditos junto a él y la foto de su papi (como llegaba algo más tarde, pues a veces no le veía al dormirse y le echaba de menos). Yo creo que quería hemanos. Mi hijo mediano no tuvo demasiadas extrañezas para dormirse porque como él mismo explica a los adultos, él no daba guerra para dormirse, sólo sus hermanos. Él dormía muy bien. Se le olvida contar que dormía muy bien, pero comía fatal, eso si. Pero ya son iguales para dormirse, se llenan la cama de cosas, para estar distraidos un buen rato, como cuando eran bebés, para no darse cuenta de que se están quedando dormidos; llenan su cama de tantas cosas que a veces apenas pueden estirar las piernas. Pero les compensa.

VIRULANDIA



Como todos los años, no por estas fechas, sino durante todo el año, llegan los queridos y adorados viruses a mi casa.
¿Más habitantes? Mayor distribución bacteriana. Vamos que si antes tenían 2 cuerpecillos para hacer de las suyas, ahora tiene un nuevo cuerpecito apetitoso y "tan mooonoooo" (como dicen sus hermanos) para campar a sus anchas.
Y se ha cebado con el peque, ¡pero de qué manera!. Para aliviar el dolor y sobre todo la ignorancia médica de todo padre que se precie, los centros de salud, hospitales y clase médica pública, han decidido hacer huelga.
Si, que o estás grave o no te acerques.
Al principio yo iba con miramientos, pero mi marido que para eso no tiene el más mínimo corte, decidió que ya estaba bien de tonterías y que no podíamos estar 3 noches sin dormir y un niño con fiebre sin saber qué nombre tenía lo que le pasaba.


                    

Al final, despues de 3 días yendo a urgencias nos dieron un diagnóstico: adenovirus con otitis. Pues nada, otra lista más de virus. Cada vez tenemos una lista más grande.
Bueno, eso al peque. Mi medianito estuvo antes con bronquiolitis. Pensamos que era algo como una gripe sin más, pero tras 4 días hecho un asquito, nos dijo que le llevasemos al médico. La verdad es que no parecía tener sintomas graves. Salvo que mi niño, el que salta como una rana de sofá en sofá, corre por toda la casa, toca todo, saca todo y básicamente no para quieto ni durmiendo estaba tirado en el sofá pidiendo clemencia y soltando por su preciosa naricilla unos mocos más verdes que el árbol de Navidad que aún no he puesto.

Hace algún tiempo, una mamá experta me dió un consejo para lo de no liarse con los medicamentos cuando tienes varios niños: poner hojas en un sitio visible e ir poniendo lo que dabas.
Esta vez mi marido cumplió y puso también lo que les administraba él porque a estas alturas, dormiamos cuando podíamos y donde podíamos y al que le tocaba más o menos despierto, le tocaba darle a uno o a otro. Cuando ya había rellenado 5 folios con horas, antibióticos, inhaladores y demás y llevaba varios días maldurmiendo en el salón con mi bebé a medias estre sillita, a mi lado, sillita, etc. mi memoria se enturbió.
Llegó un momento en el que en mitad de mi sueño, mi marido me despertó susurrando "cariñooo ¿que si le has dado el antibiótico?" yo me desperté con igual aspecto que la Bruja Avería y le dije "si, no, no sé.... a lo mejor me lo he tomado yoooo".

                   


Pero por fin estos días parece que están acabando. Espero que se hayan inmunizado por lo menos, de este tipo de virus.

HORA PUNTA


  Al igual que los medios de transporte y carreteras tienen horas punta, los bares, restaurantes y cafeterias la tienen y es cuando más volumen de trabajo tienen, una ama de casa tiene varias horas punta.
   Suele coincidir en las horas en las cuales las amas de casa y mamás necesitariamos convertirnos en el inspector gadget y sacar gadgeto brazos para dar abasto. La hora en la que se van al cole por la mañana es la primera: con las legañas todavía pegadas, el pijama y el café a medias te piden calcetines que no aparecen, zapatos que abandonaron el algún lugar, y los dibujos animados que hacen que se atonten porque el capitulo es nuevo... Y el peque que sabe que está llegando su hora de "mamá solo para mi, mi primera siestecita del día". Y miras con horror cómo está quedando la casa. Un campo de batalla tiene más orden.

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  Otra hora punta es la hora de la comida. Ahí sólo hay que meterles prisa. Sí entiendo que deberían comer tranquilamente. Pero los que crearon el horario del cole no lo consideran igual, a no ser que se queden en el comedor. Nosotros solo tenemos una hora y media, incluyendo 20 minutos de ida y 20 de vuelta al cole.

El momento álgido es la hora de llegada del cole: meriendas, duchas, baños, preparar cena, cenas. Y siempre peleas: no quiero, espera un ratito, otro tiene sueño, hambre, ganas de jugar... Si, todo a la vez. Porque cuando uno no tiene que ir al dentista el otro tiene logopeda y si no, estamos cansados. Y yo soy de las que les acuestan a las 8 y luego ya que lean, hablen o jueguen en la cama.

  Pues es en esa hora cuando mi hijo mayor decide comentarme todo lo que le pasa por la cabeza. La suya. En la mia solo está lo que tengo que hacer, y qué inventarme de cena y que el otro encuentre un pijama. En esa hora, justo en esa mi hijo me viene a la cocina, donde cuento cacitos de leche para el biberon de su hermano- bebé suplicando ya su cena,  cuando me dice "mami, ¿cómo son tus ovarios?" "perdónnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn". "¿qué pasa, es que estamos dando la reproducción?" "Ya hijo ya, pero así, tan de repente. Después de cenar te lo cuento, cuando haya dormido a tus hermanos". 

Luego, obviamente, él se olvidó, yo me olvidé y pasé el testigo a su padre, que se lo contó en el parque. Menos mal que solo es el tema 1, no sabe mucho más de lo que debería saber y su inocencia todavía no hace preguntas que ponen un nudo en la garganta. De momento sigue creyendo, no ya en los Reyes Magos, sino en el Ratoncito Pérez... bendita inocencia.

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COMPETENCIA ENTRE MUJERES


"Cuando no se tienen ganas de escribir en tu blog, no escribas, no te fuerces" Es lo que recomienda una experta en blogs. Y mi problema no es ese, ni mucho menos. A mi me apetece, me gusta contar lo que se me pasa por esta mente, constantemente. Y me digo (por lo general en la ducha, que yo no canto, pero pienso mucho) "mira, esto puedo comentarlo en mi blog".

Mi problema no es ese, es encontrar el momento apropiado y, sobre todo, que se den las circunstancias apropiadas para poder escribir. Cosas tan tontas como que el ordenador esté cargado, mis hijos se hayan dormido o mi querido marido se pueda quedar con ellos "unos momentitos" como dice mi hijo, que es un tiempo superior a un momento y menor a un rato.
Y ultimamente, no paramos de celebraciones, "eventos" y rarezas diversas no previstas, que son las que más me gustan, porque no controlo mucho.
Pero he llegado y voy a intentar aprovechar los momentitos con varias entradas en mi blog.

Lo primero de lo que quería hablar es de un libro que recomiendo. Me lo regaló mi hermana mayor, y se llama "Los diez hábitos de las madres felices" de Meg Meeker. No he podido leerlo entero aún, en parte porque se lo dejé a mi madre que ella se los lee en una sentada y me lo ha destripado un poco. Pero lo recomiendo. La autoestima de las mamás, ya sean amas de casa o trabajadoras, saldra altamente reforzado.

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Una de las cosas que menciona es la constante competencia que tenemos las mujeres entre nosotras. Es algo de lo que no somos conscientes muchas veces, pero podemos comprobar si nos vemos con cierta objetividad.
Las revistas femeninas, en parte nos hacen competir, la sociedad nos invita a competir, pero sobre todo, lo transmitimos de madres a hijas.
Es curiosos porque mi madre me lo comentaba y me decía que ella ya había superado esa fase...¡Ja! Esa fase muy raramente se supera, podemos controlarla y luchar contra ella, pero a mi madre, que es una de las personas a las que más le gusta ir arraglada y monisima (cosa que me parece perfecta), le cuesta mucho no competir con sus hermanas, y sobre todo, comparar a sus hijas con otras hijas. Claramente tiene poco por lo que competir, porque tiene a los hijos mejores del mundo (orgullo patrio).
Pero es que es la realidad. EL mérito no es nuestro y está mal que yo lo diga, pero el mérito es de nuestros padres y de la gente de la que nos hemos rodeado. Y eso que yo he sido y soy de lo peorcito de la familia, porque me costó encontrar mi camino, estaba un poco escondido.
Pero las mujeres competimos constantemente, por ir arregladitas, monas, delgadas, morenas, con un corte de pelo que nos favorezca, un carrera buena, que de un buen trabajo, si éste es de responsabilidad, cúanto mejor, la mejor casa, la mejor decorada, el novio más salaó, más educado, más majete, con un buen trabajo, que sea buen padre, buen amigo, buen marido, que ayude en casa y con los niños, que cries bien a tus hijos, cuides a tu familia y amigos sin descuidar tu aspecto ni tu trabajo, por supuesto... ¡es agotador!.


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Cuando nos convertimos en madres, la cosa es todavía peor, porque competimos con nuestros hijos contra otros hijos (por supuesto, ninguno de los dos sabe que competimos con ellos y además les da absolutamente igual). Cúantas veces he oido comentarios del tipo "¡¡¿que tu niño ha dejado ya el pañal?!! Y al llegar a casa, ponerle al niño en el orinal y tenerle alli un buen rato a ver si hace lo que el otro niño. Por supuesto, tu hijo, que como todos tiene su ritmo, no solo no decide hacerlo en el orinal, sino que como premio a la cabezota y ridicula de su mamá, le deja el bonito presente en la alfombra del salón. No, no me ha pasado, pero me han pasado cosas semajantes por la tontería de competir. Ahora que con el tercero no compito tanto, no sé si soy más feliz pero ya me da igual el ritmo que lleve.

Y una de las cosas de las que habla el libro, es de que, por ejemplo, a tu hijo no le importa que tengas tipazo, porque el lo que quiere es que estés con él, te quiere como eres. Es el amor más incondicional que existe. Te quiere así, sin más ni menos.
Si dejamos de competir, empezamos a "pasar" más del qué dirán, seremos más felices. De hecho, las mujeres que aprenden a no competir, suelen ser mucho más felices, porque empiezan a disfrutar de lo que tienen, incluso de lo que no tienen.
Y es otra de las cosas buenas que tiene esta crisis medio mundial que nos aterra... no tenemos que competir, solo sobrevivir lo mejor que podamos, y no tenemos tiempo ni dinero para cosas accesorias, solo lo importante.
¡Que viva la no competencia!

De una madre bloguera a otra

De una madre bloguera a otra

 Hace unas semanas, a través de una mamá del cole llegué a un blog de una madre americana, que describía en dos "entradas" al blog lo que es mi  vida como madre ultimamente. 
 En una, los continuas riñas y gritos que les proporcinamos a nuestros queridos hijos con nuestras exigencias, que chocan con su mundo niño. Y en parte es debido a las distracciones que creemos importantes, como estar pendientes de un móvil, de una agenda, del trabajo, del ordenador. En mi caso, el movil y las llamadas, solo me quitan un poco de tiempo (excepto las llamadas diarias a mi madre, que reconozco, cada vez hago menos porque mi peque se pone celosillo y con razón).
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Pero lo cierto es que mis quehaceres diarios si son un horror. No me da tiempo, cada vez me organizo peor, no llego a nada y lo pago con mi peque, o con los dos mayores, que sólo quieren jugar, comer y que estemos con ellos todo el rato. 
Ya hace tiempo conté que para ellos el simple hecho de estar con ellos en el salón mientras ellos veían unos dibujos animados es motivo de paz y de alegría. Mi hijo mediano, amor en estado puro, me dice "mamiiii, que te quiero mucho, ¿te puedo dar un abracito?", mi peque animado por lo que hace su hermano, me repite como lorito lo mismo. El mayor, me cuenta de repente algo que le ha pasado en el cole, o algo de sus amigos, o historias que se les pasa. 
Muchos días de verano, es eso lo que hago: nada. O todo, porque para ellos es importante.
Y es que a veces, para ellos lo importante es que no tengamos nada que hacer más que estar con ellos. No que la lavadora esté tendida, la comida ya preparada o la librería sin polvo. Sólo que estemos ahí. Y es cierto que la vida diaria no nos da para más. Y no hablo de tiempo da calidad, tiempo de cantidad, cosa que me parece un tremenda tontería. Los niños necesitan tiempo. Yo creo que pocas son las madres que después de estar un día entero en una oficina, tienen planeada una actividad ludica perfectamente planificada para sus hijos y estén amables y dispuestos para ellos.
Desde entonces, intento no regañarles por no ser adultos, se simplemente niños, mis niños, y unos niños maravillosos, que me roban las fuerzas, pero que les doy encantada.

martes, 13 de mayo de 2014

Fútbol y Bob Esponja en casa.


  Cuando yo comento que tengo tres chicos en casa y el padre de los mismos, todos me miran con lástima... "pobrecilla, la tele en tu casa debe tener siempre fútbol". Hasta ahora, me había reido de esa creencia popular porque a mis cachorillos no les interesaba en lo más mínimo el fútbol. Y a mi adorado marido le decía con mucho cariño, como sólo la mujeres sabemos hacer, si no le importaba ver el partido en la tele pequeña de la cocina y claro, no le importaba.

Pero de unos meses aqui, sin saber cómo ni por qué, alguien debió "pinchar" a mi hijo con una inyección de "soy chico, debe gustarme el fútbol" que el 90% del tiempo lo dedica a pensar en fútbol y jugar (bastante menos) al mismo deporte.

Por supuesto mi hijo, como buen hijo, es del mismo equipo de sus papi y del que fuera mi padre (debe estar encantado viendo a su nieto ser un forofo de su equipo). El caso es que habla de futbol sin parar, le hace bajar al parque a su padre a horas no sanas a jugar el futbol (9 a.m. de un sábado, 15:00 de un domingo..) y lo peor de todo: ha aprendido tanto de futbol que yo no sé si viene en el ADN de los chicos y solo necesitan un chip para ponerlo en marcha. Se lo pregunté a mi marido, si le había enseñado él todo lo que sabe y me dijo que no, que eso simplemente se sabe, como las chicas sabemos qué colores van bien juntos o qué está de moda.

El caso es que mi hijo mayor anda asi, atacado con el futbol, piensa y vive el fútbol y lo pasa mal cuando pierde su equipo. El último día cuando perdió su padre le dijo que si realmente quería ser de ese equipo que tenía que lidiar con la desilusión, porque es un equipo que no suele ganar. Pero que este equipo es la ilusión "per sé". Seguro que los que viven en España saben de qué equipo hablo, porque llevamos una temporada buenisima.

Mi hijo mediano, siguiendo a su hermano, también quiere ver los partidos, porque no sabe casi nada, pero solo le pregunta  a su padre y a su hermano durante el partido, lo que hace que mi marido se enfurezca (regla numero 1. para ver futbol: no preguntes, solo grita los goles y salta si quieres, pero no hables ni preguntes, se pierde el hilo). Y claro, un mico de 7 años sin parar de preguntar le altera y mucho.
Pero claro, cuando ve gol (que yo creo que ni se entera), pues también grita, salta en el sofá, da piruetas y el peque pues también: si aquí todos gritan y saltan, hasta papi, ¡pues divirtámonos todos!.

Y yo, desde otra habitación siento el gol, lo siento porque el suelo tiembla.
El caso es que para evitar tanto ruido y malestar con las preguntas, le dije a mi hijo si no preferia ver los dibujos en la cocina. Por supuesto, donde esté Bob Esponja, que se quite los partidos. 
Y asi se distribuye mi casa, partidos para mayores, Bob Esponja o los pingüinos para los pequeños. 

Supongo que dentro de un tiempo, todos verán el futbol y yo me dedicaré a otra cosa, porque de momento el futbol no lo ven todos, pero jugar al futbol si lo hacen todos. Mi marido, que esto de hacer deporte le cuesta un poco, ha vuelto a sus años mozos jugando al futbol con sus hijos, solo que ahora, en vez de recibir patadas de sus colegas, las recibe de su hijo mediano, que aqui no pregunta si es falta, sólo la comete.