domingo, 19 de octubre de 2014

Sociedad limitada


  Hace algunos años, concretamente 11, junto con otro socio creé una empresa.
  Mi socio y yo no teniamos experiencia previa propia, pero si nuestras familias habían tenido también empresas que fueron fructíferas y nos enseñaron, en la medida de sus posibilidades, y de forma diferente, su experiencia empresarial. 

   



   Esta empresa se fundó hace, como he dicho 11 años pero fueron varios años antes cuando empezamos a preparar dicha empresa.
  La verdad es que fue un poco complicado saber qué tipo de negocio montar, pues ambos teniamos claro qué sector desarrollar pero cada uno tenía una visión particular de cómo llevarla a cabo. Lo cierto es que fueron años de negociaciones entre ambos, tiras y aflojas, pero teniamos algo claro: queríamos que fueres un negocio que perdurase en el tiempo, que diese dividendos y, sobre todo, que las bases estuviesen estipuladas de antemano para que no hubiese lugar a equívocos.
   Ambos creímos, y así lo seguimos creyendo,  que era importante este tiempo previo de sentar las bases de lo que sería el futuro negocio y que, de hecho, es la principal razón por la que algunas pequeñas y medianas empresas, al poco tiempo de fundarse, echan el cierre.
   Por supuesto contamos con que habría problemas no previstos, pero también sabemos que la unidad de la empresa hace que se solventen con reuniones en las que encontrar posibles soluciones.
  También sabemos que las fuerzas de ambos suman, pero a veces hay algún miembro que no tiene la misma capacidad que el otro y sabemos también cúales son nuestras misiones y obligaciones, lo que no quiere decir que uno eche la mano al otro en sus "deberes". Por ejemplo, mi socio se ocupa de la parte legal (el papeleo)  y económica de la empresa. De proveer de recursos económicos a le empresa. 
Yo me ocupo de la intendencia de la empresa, la logística. El dia a día. El almacen es cosa mía, por poner un ejemplo de mis deberes,asi como la administración. 

  Aunque, en un principio, era una pequeña empresa, en la que únicamente estábamos mi socio y yo, ya tenemos tres empleados de lo más eficientes. Obviamete al tener estos empleados, la empresa ha crecido y también el volúmen de trabajo. De hecho son estos tres empleados quienes más trabajo nos han conseguido, porque para conseguir trabajo son de lo más eficientes.

    Al tener mi socio y yo distintos puntos de vista, la verdad es que creo que poca gente debió apostar por esa empresa. No es solo una suposición, muchos amigos y familiares nos lo hicieron saber. De hecho, aún nos lo siguen comentando. Pero lo cierto, es que mi socio y yo estábamos seguros de que esta empresa debía crearse y poco o nada nos importó cuán de fiable fuese nuestra sociedad desde fuera, sabiamos que crearíamos, no algo grande, pero si algo bueno, como así lo sigo creyendo a tenor de los éxitos cosechados.


   Aún a día de hoy hay gente, pocos gracias a Dios, que siguen pensando que la empresa es quebradiza, que podría disolverse en cualquier momento. Mi socio y yo somos bastante intensos y a veces, gente que asiste a reuniones informales en la empresa, cree que nuestras discrepancias son excesivas. Tal vez si asistiesen a nuestras reuniones formales, en las que hablamos realmente de los problemas serios de la empresa, cambiarían de opinión. Pero son reuniones en las que no asisten ni siquiera nuetros trabajadores, pues consideramos que es esencial tener este tipo de reuniones, aunque sea muy de vez en cuando

  Hay algo más. Conozco muy bien a mi socio. Y por suerte, él a mi. Conozco su mirada, lo que quiere decir y casi cómo se siente antes incluso de abrir la boca. Aunque a veces él puede que me conozca mejor a mi, porque muchas veces tengo un problema en la empresa del que ni siquiera soy consciente y él me lo hace saber. 

¿Y no está celoso tu marido de que tu socio te conozca tan bien? No..... ese socio es mi marido, esa empresa es mi familia.




  Y asi seguirá la empresa porque nos queremos. No con locura, esto no tiene nada de locura. Esto es lo más cuerdo y lo más sensato que he hecho en mi vida, junto con convertirnos en padres.