viernes, 1 de agosto de 2014

Tomar perspectiva


  Uno de los mejores consejos que me ha dado mi madre es que cuando esté agobiada por el quehacer diario tome perspectiva.

  Si, pero ¿cómo?, ¿eso ayuda?, ¿cuando?. 
  Me explicaba que las amas de casa, siempre tenemos tarea, es algo que no acaba. Y que si nos centramos tanto en nuestra tarea, si además tenemos hijos, se nos va cerrando la mente, nos volvemos "cortos de miras", aparte de agobiarnos, frustrarnos y finalmente pagarlo con la familia, los amigos, o lo que es peor, con cualquiera que nos crucemos y al cual, le soltemos un bufido que cuanto menos, no entenderá.

  Yo reconozco que no tomo distancia a menudo. Me cuesta, no tanto tomar distancia, sino entender que tengo que tomar distancia. Mi familia me lo dice mucho eso de "¿por qué no nos dejais a los niños y os vais a dar una vuelta?". Lo que ocurre es que ni nosotros encontramos el momento ni ellos tampoco puedes decir que tienen una vida tan desahogada que están todo el día haciendo petit point, aburridos esperando que les deje a mis queridisimos hijos. Están si cabe, más agobiados que nosotros.


  En estos días, me han felicitado mucha gente por ser Santa Marta, mi santo. Y mi hermana mayor me decía que la pobre, Santa Marta, para una vez que sale en el evangelio y fue para echarle la bronca. Yo creo que era para explicarnos a las amas de casa que tomemos perspectiva, que pongamos las tareas del hogar en su justa medida, que no le demos más importancia de la que tiene.


  "Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada” (Lc 10, 38-42).






  Es complicado tomar perspectiva, porque como he comentado, el trabajo nunca cesa, siempre se ha de comer, recoger y adecentar el hogar, limpiar la ropa.. y los niños ¡pues es que deben comer todos los días!. Pero es absorvente el trabajo y repetitivo asi que de vez en cuando hay que parar, respirar. Tal vez no tenemos la posibilidad de irnos de viaje (eso no es tomar perspectiva, es tomar kilómetros), ni de irnos a cenar con nuestro marido (cena en la cual, como la mayoría de padres, acabaremos hablando de nuestros retoños). A veces simplemente es leer un rato, dar un pequeño paseo (si es a un bosque, parque, playa o montaña cercana mil veces mejor, pero son pocas las que lo tenemos a mano), oir una música, una canción...incluso ir un ratito a una iglesia, para estar tranquilo y oir, o no oir (se está tan bien a veces cuando no se oye NADA). Pero a veces es tan simple como abrir la ventana, respirar profundo y observar. Dejar de ver por un instante el neón de la cocina, o los gritos de los niños. Observar que ahí fuera todo sigue, dar gracias a Dios por lo que te ha dado, mirar y ver cómo todo funciona mejor o peor, pero que ahí está.


Mirar cómo pasa la gente con la calle, riendo, gritando, jugando... Yo creo que a menudo con eso es suficiente. Y respirar profundamente, oler la vida que es eso. 

Yo acabo de hacerlo y he recordado que antes, cuando no tenia familia dependiente de mi (lo que suele llamarse hijos), mi marido y yo paseabamos mucho, hablabamos mucho y callabamos mucho. Bueno, ahora también callamos pero porque nos ecantan ese ratito en el que no se oyen "papis ni mamis" y simplemente oimos el silencio. 

Asi que practiquemos ese tomar distancia, seguro que después de esos minutos pausados, el desorden y alboroto diario no nos parecen tan complicados de asumir.